La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica o EPOC es una enfermedad pulmonar que se caracteriza por una obstrucción permanente de las vías respiratorias que dificulta el paso del aire por los bronquios, empeorando con el paso de los años, debida a una inflamación. A pesar de que fumar es el factor de riesgo más importante, la genética tiene una influencia importante.
Hay personas más propensas que otras a desarrollar EPOC, de hecho la susceptibilidad está determinada por la genética. Con una prueba de predisposición se puede conocer si una persona tiene riesgos genéticos y, por consecuente, aconsejarle dejar de fumar para evitar la aparición de la EPOC. No obstante, es una enfermedad que se puede prevenir abandonando el hábito de fumar.
Se estima que entre un 20 y un 25% de los fumadores desarrollan la EPOC, aunque también se han registrado casos de personas no fumadoras. Entre las causas de estos últimos se encuentra ser fumador pasivo, es decir, respirar aire contaminado por el humo del tabaco. Por lo que es una enfermedad que deriva de la suma de la predisposición genética y los factores ambientales.
El tabaquismo contribuye al 95% de los casos de EPOC, siendo el factor de riesgo más prevalente. Sin embargo la genética de la EPOC juega un papel importante en la susceptibilidad que presenta cada individuo. Diversos estudios relacionan determinados genes con el desarrollo de EPOC. Una persona que se realice un test genético y tenga mayor prevalencia a tener EPOC, tiene que dejar de fumar cuanto antes o exponerse en menor medida al humo procedente del tabaco.
La EPOC se trata de una enfermedad progresiva, por lo que un diagnóstico temprano es clave para controlar su desarrollo. Inicialmente los síntomas se pueden notar únicamente al hacer esfuerzos físicos, pero conforme avanza la enfermedad se pueden notar incluso en reposo, necesitando una fuente de oxígeno adicional en algunos casos.
Los síntomas pueden incluir tos, fatiga, infecciones respiratoria, disnea (dificultad respiratoria), silbidos en el pecho, en definitiva, síntomas respiratorios persistentes y limitación de flujo aéreo. También tiene más posibilidad de enfermar por la gripe o resfriados con bastante frecuencia. Sin embargo, no todas las personas que tengan estos síntomas tiene porque padecer la EPOC.
A día de hoy no hay una cura para esta enfermedad, pero sí que hay tratamientos para aliviar los síntomas y frenar el desarrollo de la enfermedad. El primer paso tiene que ser dejar de fumar, si tienes dificultades para ello puedes acudir a tu médico de cabecera para que te dé unas pautas y te ayude. Como tratamiento principal se utilizan los broncodilatadores administrados por medio de inhaladores. En casos más graves se utiliza la oxigenoterapia, es decir, administración externa de oxígeno al organismo.
La dependencia a la nicotina es un problema a nivel mundial. Abandonar ciertos hábitos resulta muy difícil para según qué personas. Mediante un test genético puedes obtener infinidad de información como tu predisposición a tener más adicción por la nicotina o a desarrollar EPOC. En todo caso, lo mejor es adoptar hábitos de vida saludable y evitar aquellos agentes dañinos que perjudican nuestra salud y la de las personas que están a nuestro alrededor.