Las pecas o efélides son una lesión benigna de mancha en la piel, producida por un aumento del pigmento de melanina en la epidermis. Curiosamente, no se debe a que las células productoras de melanina, los melanocitos, se hayan multiplicado, sigue habiendo las mismas. Lo que pasa es que han pasado a producir más melanina.
Una segunda curiosidad es que, aunque los melanocitos producen la melanina, no la almacenan. La sintetizan dentro de vesículas, los melanosomas, y la envían a los queratinocitos, quienes son los que acaban llevándola. La melanina no solo tiene la función de cambiarnos de color para que escojamos nuestra gama cromática, es un importante protector frente a la radiación ultravioleta.
Precisamente porque su función es proteger frente a la radiación UV, estas pequeñas manchas en la piel aparecen de manera más habitual en la cara, hombros y parte superior de la espalda, zonas que suelen estar más expuestas a las radiaciones solares.
Por lo general, las pecas son benignas, pero hay algunos signos que nos alertan de que hay que tratar una peca.
Las pecas se pueden dividir en dos tipos, dependiendo de su origen. Por una parte, están las pecas que aparecen desde el nacimiento, llamadas nevus congénitos. Por otra parte, hay pecas que aparecen durante la infancia, la adolescencia o la edad adulta, las cuales son más comunes.
Las pecas son más frecuentes durante la niñez y la adolescencia, y van desapareciendo con el envejecimiento, aunque la exposición al sol puede hacerlas surgir de nuevo.
También suelen relacionarse con la capacidad de la persona de producir melanina. Se ha comprobado una correlación entre una baja síntesis de melanina por parte del individuo y una mayor presencia de pecas. Lo que se puede interpretar con que la gente con gran cantidad de pecas es más sensible a la luz solar.
Cuando los genes quieren que tengas pecas
Hay también un componente genético. Como consecuencia, habrá personas que tendrán pecas y otras que no, aunque tengan una piel muy parecida y/o hayan pasado el mismo tiempo expuestas al sol.
Hay estudios que relacionan la presencia del gen del receptor de la melanocortina-1 (MC1R) y sus variantes con el desarrollo de pecas. No es raro que individuos que tienen variantes específicas de este gen presenten una cantidad anormal de pecas, aunque no tiene que ocurrir en todos los casos.
Este gen se ha asociado también con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de piel, ya que los portadores del gen MC1R tienen una mayor sensibilidad al sol y muestran cambios en la pigmentación de la piel con regularidad.
¿Y por qué la gente pelirroja suele tener pecas? Exacto, por los genes. Las personas pelirrojas tienen mutaciones en el gen MC1R. De hecho, el gen MCR1 se encuentra más relacionado con el pelo rojo que con las propias pecas.
Por tanto, los pelirrojos tienen más probabilidad de tener pecas porque les afecta más la radiación solar, ya que la feomelanina (sustancia química que se encarga de colores más claros en el pelo) es fotosensible. Por esta razón, tienen más facilidad para quemarse por el sol y deben protegerse con cremas de factor de protección solar (FPS) más potentes.
Para las personas más propensas a tener pecas, es decir, personas pelirrojas y personas que tienen la piel más clara, es importante revisar sus pecas y lunares regularmente para detectar a tiempo cualquier cambio o irregularidad sospechosa. De esta forma, si se estuviera desarrollando un melanoma (un tipo muy agresivo de cáncer de piel), se podría detectar a tiempo.
Y el responsable final de tantas variantes del gen MCR1, al menos en Europa, ha sido la selección natural. Porque los genes dicen, pero la selección mata. La melanina tiene la función de proteger contra la radiación UV, pero en latitudes altas como el norte de Europa, no es que el fuerte sol cargado de UV sea precisamente un problema grave. Sin embargo, la radiación UV es necesaria para la síntesis de vitamina D. Resultado final: tonos claros de piel para absorber toda la UV que pudieran. Con los miles de años, a esas pieles les cuesta broncearse y no llevan bien el sol. Porque de donde ellos venían, apenas había.
El melanoma y las pecas
El melanoma se puede controlar bien si se detecta a tiempo y se extrae quirúrgicamente. Hay que tener en cuenta qué signos hay que observar para saber si una peca tiene que ser tratada:
- Asimetría. Las pecas suelen ser redondeadas y simétricas. Si alguna no tuviera esta forma, podría ser un primer indicio.
- Borde. Es importante fijarse si el borde tiene irregulares.
- Color. Si cambia de color o hay presencia de dos o más colores.
- Diámetro. Si es superior a los 6 milímetros o crece en diámetro.
- Sensación. Si le peca duele, pica o se nota esa zona de la piel tirante y extraña.
- Si destaca. Algo tan simple como que la peca sea distinta, con un aspecto anómalo, del resto de las pecas puede marcar la diferencia entre una benigna mancha de melanina o un problema grave en el futuro.
Sin embargo, el principal signo de que una peca es un melanoma es la aparición nueva. Aproximadamente el 75% de los melanomas surgen como puntos oscuros en la piel. Otra razón para estar vigilantes es cuando existe un historial en la familia de la enfermedad. El riesgo es hereditario, como ocurre en el melanoma familiar genético.
Además, existen otros tipos de cánceres además del melanoma que pueden aparecer como manchas en la piel, entre los que se encuentran varios carcinomas.
Aunque no seas una persona propensa a desarrollar pecas o melanoma, es importante tomar medidas de precaución para evitar la aparición. Recuerda que tener un tono bronceado es bonito, pero tener un tono rojo de piel no. A nadie le gustan las langostas quemadas. Entre las recomendaciones destacan:
- No tomar el sol en las horas de más radiación, es decir, evitar la exposición a las radiaciones solares entre las 12 y las 16h.
- Protegerse las partes del cuerpo más delicadas, como son la cara, el cuello, el pecho y la parte superior de la espalda con ropa o sombrillas.
- Aplicar fotoprotector 30 minutos antes de exponerse a las radiaciones solares y aplicarlo cada 2 horas. Además, utilizarlo durante todo el año y no sólo en verano.
Es importante conocer nuestro cuerpo y nuestros genes para saber cómo somos y qué nos puede afectar en mayor medida. A pesar de tomar medidas de precaución con la piel, a veces la vulnerabilidad genética a condiciones de salud favorece la aparición de pecas. Observar las pecas regularmente, sobre todo las que se mueven, crecen o las escuchas hacer ruidos, y acudiendo al especialista en caso de detectar alguna anomalía, puede ayudarte a tratar las pecas a tiempo.
Nosotros no podemos ayudarte a distinguir la simpática peca del letal tumor maligno, pero podemos ayudarte a saber tus niveles de melanina o tu probabilidad de ser pelirrojo con un análisis genético de tellmeGen. Que no todo en la vida es ser hipocondríaco.