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El ictus y su prevención gracias a la genética

BLOG TELLMEGEN

La rápida identificación de los síntomas de un ictus es crucial para garantizar la supervivencia del máximo número de células tras su aparición.

Pero antes, para entenderlo, debemos conocer un poco más en detalle qué es lo que sucede durante un ictus, las causas, los síntomas y los falsos mitos que se han ido creando sobre esta patología.

¿Qué es un ictus o infarto cerebral?

Un ictus o infarto cerebral es la interrupción súbita del flujo sanguíneo en el cerebro. Se trata de una afección aguda que requiere tratamiento médico urgente, ya que puede comprometer a las funciones cognitivas y motoras. Según la OMS, el ictus y el infarto de miocardio son las principales causas de muerte por enfermedad no transmisible del mundo.

El tiempo de respuesta es determinante. Se estima que, durante el ictus, mueren alrededor de dos millones de neuronas cada minuto por lo que el tiempo de actuación, junto con la localización a nivel cerebral, serán determinantes en el pronóstico y la recuperación del paciente.

¿Cuáles son los síntomas de un ictus?

Debido a la importancia de la atención médica en casos de ictus, conocer bien los síntomas puede ayudar enormemente a su pronta identificación. Entre los más comunes se encuentran:

  • Pérdida de fuerza en brazos y piernas de forma súbita
  • Pérdida de sensibilidad en cara, brazos o piernas del mismo lado del cuerpo
  • Pérdida de visión
  • Alteración repentina del habla
  • Dolor de cabeza súbito

¿Cuáles son las causas de un infarto cerebral?

Conocer las causas y el riesgo a sufrirlo es importante para que, en caso de que detectemos uno o varios de los síntomas mencionados anteriormente, se pueda actuar de la forma más rápida y eficiente posible. De entre las causas destacan:

  • Aterosclerosis: la aterosclerosis es una inflamación crónica de las arterias causada por los depósitos anormales de placas de colesterol que estrechan sus paredes, lo que favorece la formación de trombos en el organismo que pueden viajar al cerebro y producir el taponamiento.
  • Problemas cardíacos: la alteración del ritmo cardíaco (como en la fibrilación auricular) puede favorecer la formación de coágulos sanguíneos que pueden viajar al cerebro y obstruir allí las arterias, provocando el accidente cerebral.
  • Otras causas, como enfermedades inflamatorias, enfermedades sanguíneas o relacionadas con la coagulación de la sangre, etc.

Sin embargo, más de un tercio de los ictus son de causa desconocida. Tras los estudios clínicos pertinentes, en ellos, no se ha conseguido identificar de forma clara el origen.

¿Cuáles son los factores de riesgo de un ictus?

  • Edad: es más habitual después de los 55 a partir de cuya edad, el riesgo se dobla cada dos años, aunque puede ocurrir en personas jóvenes.
  • Población de origen: es más común en personas de origen afroamericano, relacionado también con su mayor riesgo de hipertensión, diabetes y obesidad.
  • Sexo: es más habitual en mujeres, asociado a situaciones como el embarazo, preeclampsia, uso de anticonceptivos orales y otras terapias hormonales.
  • Síndrome metabólico: las personas con hipertensión, hipercolesterolemia o diabetes tienen un mayor riesgo, de unas 2-3 veces superior, de padecer eventos trombóticos. Hasta un 30% de los pacientes que han sufrido un ictus, tenían diabetes.
  • Estilo de vida poco saludable: el consumo de tabaco y alcohol se ha asociado ampliamente con un mayor riesgo de padecer ictus.
  • Enfermedades subyacentes: por ejemplo, hay estudios que han mostrado que los pacientes de ictus con infección concomitante por COVID19 presentan cuadros más graves y mayor mortalidad que los que no presentan la infección.

¿El ictus es hereditario? ¿Influye nuestra genética en su desarrollo?

La presencia de antecedentes familiares de ictus aumenta notablemente el riesgo de padecerlo. Hasta la fecha, se han identificado variantes genéticas asociadas con un incremento del riesgo trombótico. Entre ellas, las más importantes son la conocida como factor V de Leiden y la variante 20210GA del gen de la protrombina.

El factor V de Leiden es una variante patogénica que aumenta la probabilidad de desarrollar coágulos de sangre con un alto potencial de originar un ictus. Mientras que la variante 20210-G del gen de la protrombina puede causar el desbalance de la formación de coágulos sanguíneos y, por lo tanto, incrementar también la posibilidad de desarrollar tromboembolias.

En resumen, mediante un test de ADN podemos acceder a nuestra información genética, que puede ayudarnos enormemente a conocer el riesgo a sufrir un ictus y, por ende, poder actuar de inmediato en caso de que estemos delante de un infarto cerebral.

Falsos mitos sobre el ictus

A continuación veremos 4 mitos que han sido desmentidos por la comunidad científica.

  • Es una enfermedad degenerativa -> Falso, tras su estabilización, no evoluciona a déficit neurológico.
  • Afecta a personas de edad avanzada -> No siempre, 1 de cada 10 casos se produce en menores de 60 años.
  • Siempre deja secuelas -> No siempre, muchas personas afectadas mantienen intactas sus capacidades cognitivas.
  • Las vacunas se asocian a un mayor riesgo de ictus -> Falso, los estudios han demostrado que la administración de vacunas no está asociada a un mayor riesgo de accidentes cerebrovasculares.

Para terminar, queremos destacar la importancia de adquirir y seguir un estilo de vida saludable, controlando aquellos factores ambientales negativos para nuestra salud, además de conocer nuestro riesgo genético mediante un test de ADN, que puede ayudarnos a tomar consciencia para intentar prevenir el desarrollo de esta y otras patologías.

 

Carlos Manuel Cuesta

Licenciado en Biología. Doctor en Biotecnología

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